Saturday, August 26, 2006

Conzca Quime, Su Historia, y El Tata Santiago












En esta localidad paceña, en la frontera con Oruro, estuvieron prisioneros soldados paraguayos, se vivió el auge de la actividad minera y radicaron curiosos personajes.

Texto: Jorge Soruco
Fotos: Miguel Carrasco

La música y el color de los bailarines contrastan con una destartalada casa en cuyo patio central se realiza una de las tantas fiestas dedicadas al Tata Santiago. Alrededor de la pista de baile, los pilares de madera de eucalipto sostienen los restos casi abandonados de la que fue otrora una de las viviendas más importantes de Quime. Hoy es simplemente un salón de fiestas.
Pocos de quienes festejan son conscientes de que ese mismo lugar sirvió hace 72 años de prisión para oficiales navales paraguayos capturados durante la Guerra del Chaco. Pese a la conflagración bélica, los militares recibieron un buen trato por parte del entonces diputado por Inquisivi Teodomiro Urquiola, quien era, además, el propietario de la extraña casa-prisión.
Para hacer más llevadera la estadía de los prisioneros, Urquiola solicitó autorización para que los soldados pudieran realizar algún trabajo que les permitiera distraerse. La labor consistió en la construcción de tres kilómetros de la ruta entre Quime e Inquisivi, capital de la provincia con ese mismo nombre.
Cuando las hostilidades terminaron, los oficiales paraguayos, utilizando sus conocimientos navales, construyeron un barco a escala y se lo entregaron de recuerdo a Rubén Urquiola, hijo de don Teodomiro, que en ese entonces tenía dos años.
Un aire al siglo XIX
La embarcación a escala reposa actualmente en el comedor de la casa familiar de los Urquiola. Esta construcción, de 1930, es una de las más modernas de la población y su diseño se inspira en los chalets suizos.
Quime, por su parte, se encuentra en medio de altos cerros verdes, formando un paisaje muy parecido al que hay en los Yungas.
Los vecinos admiten que no se conoce exactamente la fecha de su fundación, pero sí la de creación del cantón Quime: el 13 de octubre de 1887. Éste está ubicado al este de la población, a pocos pasos de un puente que conectaba con el camino hacia las minas.
En ese lugar se levanta la plaza de la Fundación, cuyos alrededores corresponden a la parte más antigua del pueblo, que exhibe calles empinadas y un aire que recuerda al siglo XIX. Las viviendas presentan un frontis liso, de formas cuadradas. Destacan sobremanera los enormes portones de madera. Y, por dentro, no falta nunca un patio central de estilo español, alrededor del que se distribuyen las habitaciones.
Entre todas, la vía más conocida es la de las Siete Esquinas, llamada así por la cantidad de callejones y tugurios que la atraviesan. Allá una casa con puertas de color celeste permite la entrada al lugar de nacimiento de Mirko y Yerko Fuentes, miembros de los famosos K\'achas.
Desde el patio central de la vivienda, se aprecia en el exterior una enorme piedra, en la que se resguardaban antaño quienes estaban de paso por Quime. Precisamente, el nombre del pueblo viene del vocablo aymara quemirasañani, que significa lugar de descanso.
Con todo, la roca no siempre servía de mucho, pues el mal tiempo asola a menudo a la población.
La fiesta del Tata Santiago
El invierno en Quime es frío, con vientos que hacen inútil la protección de la ropa. Por las noches, los pobladores salen envueltos en sus chamarras, sus chalinas y sus gorros. Y, cuando la fiesta del Tata Santiago llega a Quime, la semana del 15 de julio, los parroquianos se reúnen en la plaza principal para compartir el calor con un caliente té con té o un sabroso sucumbé.
Frente a ella, se yergue la iglesia del apóstol Santiago, patrono de Quime. Esbelta y espigada, es el edificio más alto del pueblo. La fachada de piedra disimula el tamaño de su interior y en él es donde descansan Santiago y su caballo.
Cada 14 de julio, los fieles del apóstol recorren en procesión parte de la ciudad. Portan velas y flores como ofrenda al santo, mientras el sacerdote le pide a Dios bendiciones para las familias del pueblo.
Ser pasante de la fiesta del Tata Santiago es una de las más grandes distinciones de Quime. Hasta hace algunos años, incluso, uno de los requisitos para que los pobladores le aceptaran a uno como postulante a la Alcaldía u otro cargo público era necesario haber sido pasante alguna vez de la fiesta.
Pero esto no resulta nada barato. Para comenzar, uno tiene que ser vecino de Quime. Por otro lado, se gasta una media de unos 20.000 dólares americanos, dinero que se invierte en los trajes de las diferentes fraternidades de bailarines —una de diablada, dos de morenada y una de caporales—, las bebidas, la comida, los fuegos artificiales y otros detalles.
Un reloj de los de antes
Testigo infaltable de las celebraciones, entretanto, se alza siempre la torre del reloj, cuyo mecanismo fue instalado en 1921, cuando se terminó de construir el templo. Funciona en base a cuerda, ruedas y contrapesos y es uno de los dos sobrevivientes de este tipo en el país, siendo el otro el de la plaza de la población potosina de Uyuni. El equipo está en excelentes condiciones y el único percance que ha sufrido fue el hurto del contenido de los contrapesos, que hasta hace muy poco eran de wolfram puro.
Justamente, el wolfram está vinculado desde hace ya varias décadas a Quime. Y es que durante las dos guerras mundiales el tungsteno, el wolfram y el estaño fueron metales codiciados. Por eso, los cerros que rodean a la población, ricos en esos minerales, fueron el recurso que ayudó al desarrollo de la región.
Antes, todo el mundo en Quime se beneficiaba de la minería. Los comerciantes intercambiaban minerales por dinero y diferentes productos de primera necesidad.
La prosperidad de Quime fue tal que los vecinos más viejos cuentan que en 1915 el señor Alciviades Helguero ganó tanto dinero con la explotación del wolfram que con la fortuna adquirida compró un automóvil igual al del Presidente, con chofer permanente.
Pero la población no apreciaba mucho a Helguero debido a su arrogancia. Ésta era tal que un día, estando en Oruro, salió a tomar unos traguitos con sus amigos y ofreció a la señora que les atendía billetes de libras esterlinas para alimentar el fuego y combatir el frío.
La carrera de este peculiar personaje terminó poco después, cuando fue asesinado en su natal Quime por causa de un problema pasional.
Anécdotas aparte, en los alrededores de Quime hay que mencionar que una de las minas más famosas fue la de Caracoles, que a principios del siglo XX fue adquirida por los hermanos Guggeiheim, los reyes del cobre. Éstos, para hacer más eficiente su cadena de producción en Bolivia, organizaron la construcción del camino Eucaliptus-Pacuni, uno de los mejores y más modernos que había en esa época. Y cada uno de los cuatro hermanos alemanes visitaba de manera regular Quime para ir hasta su mina.
Rubén Urquiola, sobre ellos, menciona que es muy posible que el menor se alejara de su casa familiar hacia 1913, poco antes de viajar a Inglaterra y embarcarse en el condenado Titanic, donde pereció.
Hoy, mientras, como antaño aunque en menor medida, la minería es uno de los motores que impulsan el desarrollo de la zona.
El otro, aunque parezca mentira, es el eucalipto. Plantado originalmente como rompevientos, no tardó mucho en ser utilizado para los callapos y soportes de las minas.
¿Por qué? Cuando las tablas hechas con este material ceden por el peso, comienzan a astillarse, originando un gran estrépito y dando tiempo suficiente a los trabajadores a escapar de un derrumbamiento.
Pero también hay familias que viven de la extracción de su aceite, conocido en la industria farmacéutica como eucaliptol, ideal para la fabricación de remedios. Además, se está planificando la instalación de dos plantas de fabricación de papel en base a este árbol. Y es que no sólo de mineral vive el hombre.

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